Introducimos un nuevo post sobre el Agua Enzimática o
Rejuvelac de Néstor Palmetti, en el que nos cuenta cómo aprovechar los
germinados (una vez ya han brotado) para crear esta maravillosa agua que tantos
beneficios nos puede reportar.
Así que a tomar nota y reproducirlo en vuestras cocinas. Que sale muy bien, es fácil de hacer y muy barata. Y para esos que dicen que no tienen tiempo pues…menos televisión y mas fermentación.
Así que a tomar nota y reproducirlo en vuestras cocinas. Que sale muy bien, es fácil de hacer y muy barata. Y para esos que dicen que no tienen tiempo pues…menos televisión y mas fermentación.
Reponiendo carentes enzimas
Esta bebida, que algunos conocen como rejuvelac (término
francés que alude a su propiedad rejuvenecedora) es clave en el contexto de una
alimentación vitalizante. El agua enzimática es muy sencilla de hacer, pero tremendamente
benéfica para la digestión y la salud. Se obtiene del remojo de semillas
germinadas, lo cual estimula un enriquecedor proceso fermentativo. Aporta un
nivel muy alto de enzimas y bacterias benignas, necesarias para tener un colón
saludable. Es rica en proteínas, carbohidratos, dextrinas, fosfatos, lactobacilos,
vitaminas B, C y E.
Hay varias formas de preparar esta agua enzimática.
Originalmente se utilizaban granos o brotes de trigo. Luego se fueron usando
otros granos, como centeno, cebada o mijo. También es recomendable el uso de germinados
de fenogreco, lenteja, quínoa o amaranto; siendo recomendados por el Dr. David
Jubb los dos primeros como antianémicos, por su capacidad para fijar hierro y
mejorar el equilibrio intestinal.
En la preparación es muy importante asegurar la higiene de
los recipientes y la calidad del agua. Dado que se parte de semillas germinadas
durante 48 horas, debemos cuidar que hayan sido correctamente enjuagadas
durante el brotado, a fin de evitar la presencia de hongos indeseables en la
fermentación.
Para el cultivo, se colocan los brotes en un frasco de
vidrio y se cubren con agua, en proporción de litro de agua por taza de
germinados. Se tapa el frasco con tul y banda elástica, manteniéndolo 48 horas
a temperatura ambiente (20-22ºC). Si la temperatura es mayor (verano), se puede
acortar el tiempo de maceración. Hay quienes prefieren moler los brotes antes
de incorporar el agua, reduciendo así el tiempo de cultivo.
Luego del cultivo se trasvasa el líquido resultante a otro
frasco, se le agrega jugo de medio limón y se lo guarda en heladera, pudiéndose
consumir de inmediato. Los germinados remanentes en el frasco se pueden utilizar
nuevamente, cuidando de no enjuagarlos y agregando sólo la mitad de agua usada
en el cultivo inicial, a fin de obtener la misma calidad de agua enzimática.
También se pueden consumir los brotes residuales, incorporados a otras
preparaciones.
El agua enzimática debe ser turbia, ambarina, de sabor
ligeramente ácido y algo carbonatado, con reminiscencias gustativas a levaduras
y con algo de espuma en superficie. El exceso de fermentación la convierte en
una bebida agria. La deficiencia en cambio puede darle sabor amargo.
Se puede conservar varios días en heladera (una semana),
aunque por su sencillez, conviene hacer agua enzimática periódicamente. Se
utiliza como bebida refrescante y vitalizante, sola o combinada; con kéfir de
agua y jugo de frutas da lugar al exquisito trienzimas. También tiene
importantes usos culinarios; se puede utilizar en la preparación de licuados y
como ingrediente en el queso de semillas o la sopa energética.
Extraído del libro "Nutrición Depurativa"
Néstor Palmetti
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