De nuevo tenemos una interesante colaboración del portal http://www.saludnutricionbienestar.com/verduras-frescas-congeladas-o-de-bote/
que nos ilustra del valor nutricional que tienen las
verduras, según los últimos estudios científicos, en función de cómo se
conservan…Muy práctico y altamente recomendable su lectura.
Comer verduras es bueno para la salud por muchas
razones, y sobre todo, debido a los antioxidantes, que son unas sustancias que
producen para protegerse de las moléculas agresivas del entorno, los radicales
libres. Al comer verduras nos estamos beneficiando del efecto protector de los
antioxidantes contra los radicales libres producidos por nuestro propio cuerpo
o procedentes del entorno (contaminación, humo de cigarrillos, toxinas de los
alimentos…).
Un exceso de radicales libres en el cuerpo o una falta de
antioxidantes naturales favorece la destrucción celular y, por tanto, el
envejecimiento y la aparición de enfermedades. Los radicales libres pueden
producir la muerte de las células del cerebro, las neuronas, provocando
enfermedades neurodegenerativas (enfermedades ligadas a la destrucción de las
células nerviosas) como por ejemplo el Parkinson, que provoca temblores, ya que
el cerebro no es capaz de controlar bien las extremidades.
Cuanto más mayores nos hacemos, más intensa se vuelve la
acción de los radicales libres, haciendo aún más necesario el consumo de
antioxidantes en nuestra alimentación.
En cualquier caso, la cuestión es saber de qué forma se
deben consumir las verduras para obtener un aporte mayor de antioxidantes.
Como podrá imaginar, contienen su nivel máximo de
antioxidantes en el momento en el que están maduras y se recolectan. Pero muy
pocos tenemos la oportunidad de alimentarnos directamente de un huerto en todas
las estaciones del año. Y de todas maneras, muchas verduras no pueden tomarse
crudas (berenjenas, judías verdes, coles de Bruselas…). Por ello también es
importante tener en cuenta el efecto de la cocción sobre los antioxidantes.
Le presento una información útil procedente de un gran
estudio publicado en 2009 en la revista “Food Research Internacional”, en el
que tres investigadoras españolas de la Universidad de Murcia examinaron 24
verduras de consumo habitual según los procesos que seguían en la vida real del
consumidor: frescas y conservadas en la nevera a 4ºC; congeladas a -20ºC, y,
por último, guardadas en botes de conserva durante un periodo de 18 meses.
Las verduras objeto del estudio son las que se suelen
encontrar en el supermercado,
como alcachofas, espárragos, alubias, remolacha, brócoli, coles de Bruselas,
zanahorias, coliflor, apio, pepinos, berenjenas, escarola, ajo, judías verdes,
puerro, lechuga, maíz, cebollas, guisantes, rábano, espinacas, acelgas,
calabacín y pimiento (sin precisar el color). Se echa de menos en el estudio a
un gran ausente: el tomate.
Nota para eruditos: aunque en Botánica las verduras y las
hortalizas son dos grupos distintos, en Alimentación todo se considera verduras,
por lo que así aparecen nombradas en el estudio.
Frescas, la mejor opción
Cuando están frescas, todas las verduras tienen muy buenos
antioxidantes. No obstante, se pueden distinguir tres grupos:
En primer lugar, las que tienen un gran poder de inhibición
de los radicales libres, superior al 75%. Son la remolacha, las espinacas, las
acelgas, las alubias y las alcachofas, o dicho de otra manera, las verduras de
color oscuro, que lo son debido a las partículas de color que contienen, que
por lo general son antioxidantes.
A continuación se encuentra el grueso del grupo, con un
poder de inhibición de los radicales libres comprendido entre el 50 y el 75%.
Se trata del ajo, la escarola, las coles de Bruselas, los guisantes, el maíz,
el brócoli, el calabacín, la berenjena, las zanahorias, las cebollas, los
espárragos, la lechuga, el apio, los pepinos, las judías verdes y el rábano.
Por último, el tercer grupo tiene un poder antioxidante más
débil, comprendido entre el 25 y el 50%. Se trata de la coliflor, el puerro y
el pimiento.
Pero el fin de este estudio consistía en comparar lo que
ocurre una vez que las hemos comprado y las guardamos en casa.
A algunas verduras no les afecta el modo de conservación
El primer descubrimiento, asombroso, es que a algunas verduras no
les afecta la forma de conservación.
Por eso, aunque las guarde en la nevera, o congeladas o las
consuma en conserva, siempre van a tener el mismo poder antioxidante. Se trata
de las alcachofas, los pepinos, la escarola, las berenjenas, las cebollas, los
calabacines, el rábano, los pimientos y, curiosamente, la lechuga, la cual
todavía no he visto ni en bote de conserva ni congelada.
¿Qué ocurre en la nevera?
Esta forma de conservación es eficaz, pero únicamente para
un día, ya que las verduras sólo pierden de esta manera entre un 0,3 y un 0,8%
de su capacidad antioxidante, a excepción -y es un dato importante- de los
pepinos y los calabacines, que pierden entre el 24 y el 34% de su capacidad
antioxidante desde el primer día.
Después de 7 días en la nevera, algunas verduras como el
brócoli, las coles de Bruselas y los puerros han perdido entre el 30 y el 40%
de su acción antioxidante.
Las verduras congeladas
Tras estar congelado únicamente un día, el brócoli pierde el
15,1% de sus propiedades antioxidantes, las acelgas el 20%, las judías verdes
el 23% y los guisantes el 26%.
Después de 8 meses congelados, los espárragos han perdido el
40% de su actividad antioxidante, el brócoli el 48%, las coles de Bruselas el
31%, las espinacas el 21% y el ajo el 19%.
Queda demostrado entonces que congelar no resulta tan bueno
para salvaguardar las propiedades nutritivas de las verduras como se pensaba
desde hace tiempo. Y que incluso estando en el congelador es importante no
tardar en consumirlas.
Las conservas
Aunque los fabricantes añadan a menudo antioxidantes como la
vitamina C (ácido ascórbico) y el ácido cítrico para mejorar su conservación,
algunas verduras, como el apio, pierden hasta el 100% de su capacidad
antioxidante cuando se guardan en conserva. La remolacha pierde el 64%, los
guisantes el 46%, las espinacas el 32%, las acelgas y las alubias el 29%, los
espárragos el 25% y las judías verdes el 13%. El ajo pierde el 60%.
Por consiguiente, en conserva es la peor forma de consumir
verduras (al menos en cuanto a lo que se refiere a sus propiedades
antioxidantes). Y da lo mismo que estén en conserva 1 día que 18 meses, porque
todo el poder antioxidante que tenían que perder lo pierden desde el primer
momento… ¡así que la única “ventaja” de esta forma de consumirlas es que pasar
mucho o poco tiempo en conserva no cambia prácticamente nada!
¿Algún comentario sobre las mejor forma de conservar las
verduras? Le invito a compartirlo con el resto de lectores de SaludNutricionBienestar.com dejando
su comentario un poco más abajo.
Fuentes:
(1) “Vegetables antioxydant losses during industrial processing
and refrigerated storage” (Pérdida de antioxidantes en las verduras durante el
proceso industrial y el refrigerado). Antonia Murcia, Antonia Ma Jiménez,
Magdalena Martínez-Tomé “Food Research Internacional” Volumen 42, Número 8,
octubre 2009, págs.1046-105
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